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#Venezuela "Las empresas básicas del aluminio al 20% de su capacidad"

lunes, 25 de enero de 2016




Casi desapercibido, el primer eslabón de la cadena de producción del aluminio en Venezuela se ha venido apagando. Y esta semana, la paralización total ha sido un riesgo a niveles insospechados.

Ninguno de los tres sindicatos de CVG Bauxilum, la pieza primaria en este sector, ha pronunciado palabra. Dos de corriente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y uno de oposición se mantienen en una mesa de negociación de contrato.

De Bauxilum dependenVenalum y Alcasa: dos empresas estatales reductoras de aluminio que, a su vez, alimentan a empresas transformadoras como Cabelum, productoras de conductores de electricidad, y demás transformadoras en el país.

No se trata de cualquier empresa. Se trata de fábricas de producción continua en las que cada minuto cuenta para mantener vivos los equipos de estos costosos procesos.

Solo en Venalum, donde el Gobierno decidió en 2009 desconectar un 40 por ciento de las celdas de reducción para paliar la crisis eléctrica, la reconexión de celdas ha costado creces, llevando la empresa a un 26 por ciento de su capacidad instalada en apenas seis años.

Sin insumos ni flujo de caja.

Al suroeste del estado Bolívar, en Pijiguaos, donde comienza la cadena de producción de aluminio, es como si 2016 no hubiese empezado. Los trabajos en la operadora de bauxita, Bauxilum, no han iniciado por deudas con proveedores y empresas de servicios.

Los trabajadores han exigido explicaciones sobre la paralización de todas las actividades de mantenimiento que debieron iniciar en enero, pero el silencio y calificaciones de despido para dos delegados de prevención ha sido la única respuesta de la gerencia.

En Matanzas, donde se refina la bauxita de Pijiguaos para convertirla en alúmina, la directiva celebra la reapertura del Pdval Obrero mientras se paraliza la producción de este insumo vital para la reducción de aluminio.

El exdirector laboral y dirigente del sindicato de profesionales, Wilfredo Flores, confirmó vía telefónica que el bajo inventario de cáustica ha obligado a la empresa a entrar en un barrido intermitente para alargar la vida de la empresa mientras concretan la compra de un buque con este insumo.

“La idea es no dejar que se enfríe el proceso”, dijo Flores, quien estima que ese buque podría llegar en dos semanas si se garantiza la compra inmediata.

“La situación de insumos es crítica, si queremos garantizar la producción debemos inyectar dinero pronto para la compra de insumos, es lo más urgente”, comentó.

Asociación estratégica

Las empresas del sector enfrentan doble contingencia. La eléctrica, que impide el aumento de producción, y la financiera que limita su operatividad.

Flores indicó que han solicitado recursos en dólares, pero reconoció que esa posibilidad, de parte del Ejecutivo, no es una opción viable por la caída de los precios del barril del petróleo y la emergencia financiera anunciada por el Ejecutivo.

De modo que la posibilidad en estudio, es un financiamiento privado. Flores descartó nuevas ventas a futuro como las que se firmaron con las transnacionales Glencore y Nobles Resource, pero sí una “alianza estratégica”.

“Eso obviamente pasa por la aprobación del alto Gobierno”, indicó el dirigente, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Flores no dio detalles de los países y empresas que estarían interesados en esta alianza, pero aseveró que “Glencore estaría interesada en una especie de asociación estratégica”.

El presidente de la Central Bolivariana de Trabajadores Socialista en el estado Bolívar, Antonio Rivas, apuntó que la incorporación de dirigentes de Guayana, como el trabajador de Bauxilum, Ernesto Rivero, en el Consejo Económico Productivo representa una esperanza para hallar una solución a la contingencia.

La importación de alúmina para alimentar las celdas de Venalum está descartada, según Rivas, pues los costos son demasiado elevados ni la reductora tiene la infraestructura para recibir el producto.

En la reductora hermana, sin embargo, aunque el inventario de materia prima les permite mantener el margen de operatividad, la calidad de la alúmina está afectando el proceso, indicó el trabajador RommyBompart.

Venalum estaría recibiendo alúmina de muy baja calidad, con 30 por ciento menos de los aditivos que requiere.

Consejo presidencial

Para el vicepresidente de la Central Bolivariana de Trabajadores, Pedro Perales, la conformación de este Consejo Nacional para la Economía Productiva es una buena noticia.

De hecho, anunció que la próxima semana una comisión podría estar en Guayana directamente atendiendo la contingencia, en lo absoluta nueva para el sector que desde 2009 viene en caída libre.

El también dirigente del PSUV garantizó que esta reunión sería amplia, y que estarían convocados los dirigentes sindicales legítimamente electos sin importar su afiliación partidista. “Se va a convocar a todos los sectores, ese es el espíritu de la reunión”, prometió en entrevista telefónica.

Sombrío

El panorama para la industria del aluminio no es alentador. Las pérdidas duplican los activos de las empresas y se requiere una inversión milmillonaria mientras el Ejecutivo decreta una emergencia económica.

La mirada de los especialistas, sin embargo, está colocada en la Faja Petrolera como la única vía de apalancamiento para Guayana.
En promedio, las empresas operan a un 20 por ciento de su capacidad instalada, con el subsidio de nóminas por parte del Ejecutivo desde hace dos años.

Aún con este auxilio de la renta petrolera, la industria no ha podido levantar. En momentos del boom de materias primas, la alta rotación gerencial, el experimento socialista y la corrupción impidieron que las empresas pudieran mantener o aumentar su ritmo productivo que, para 2009, era por encima del 60 por ciento de su operatividad.

Recurrir a transnacionales, como Glencore, ya fue un ensayo hasta 2013. Las reductoras tienen aún deudas, al menos hasta 2018, con estas compañías con las que el Gobierno firmó contrato de ventas a futuro hipotecando su producción con la promesa de reinvertir en tecnología.
 
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